miércoles, 23 de mayo de 2012

Semblanza de Edgardo Salcedo

Escrito por Alfredo Guastavino.




Si alguien me preguntase como debe ser un militante popular y revolucionario le contestaría sin ninguna duda que el ejemplo a seguir es el de Edgardo Salcedo, para nosotros simplemente “el gordo”. Con él compartimos una intensa militancia y amistad desde 1972 hasta su muerte en 1976.

Era, de nuestro grupo el de más experiencia militante, había participado en acontecimientos resonantes como la operación Cóndor, secuestrando y aterrizando en Malvinas un avión comercial con el grupo que dirigiera Dardo Cabo. Fue custodio de Isabel Martinez de Perón cuando ésta vino a Argentina, participó en algún grupo previo al nuestro, pero el gordo no alardeaba, era un hombre simple, humilde, que tomaba la militancia como un deber y no como un esparcimiento.

El gordo no era un violento nato como tampoco lo éramos muchos otros que militamos en los 70, la época y las circunstancias nos fueron llevando a participar en acciones violentas y a asumir la guerra revolucionaria como un hecho inevitable para lograr un país y un mundo más justo.

El gordo no era un hombre de discursos altisonantes ni de exceso de palabras, el gordo demostró con su ejemplo de vida y con su muerte la coherencia con la que debe comportarse un verdadero militante revolucionario. Alguna vez le escuché decir que todo se resumía en lograr que no hubiera gente en el mundo que pasara hambre y era cierto, tal vez ese era el objetivo último porque el logro de esa quimera significaría que en el mundo se había logrado la justicia. El gordo vivió, peleó y murió para eso.

Fue un militante de convicciones firmes, un laburante que no solo intelectualizaba esas convicciones  con su cerebro sino que las sentía con el corazón.

A pesar de la época tumultuosa, de la incesante actividad y de su corta existencia se hizo tiempo para enamorarse, casarse y tener un hijo, una semilla que  tendrá como herencia su amor y su moral intachable. Herencia que nos dejó también a todos los que lo sobrevivimos.

lunes, 14 de mayo de 2012

La militancia de Edgardo Salcedo


Edgardo Salcedo nació un 21 de Julio de 1945 en el seno de una familia de clase obrera de Boulogne, Provincia de Buenos Aires. Ya terminando el secundario empezó su militancia política en Tacuara para luego continuar en el Movimiento Nueva Argentina. En 1965 a las órdenes de Dardo Cabo formó parte de la custodia de Isabel Perón que fue enviada a la Argentina por el General para contrarrestar al vandorismo. En 1966 protagonizaría, también bajo el mando de Dardo Cabo, uno de los hechos más míticos, heroicos y trascendentes en la historia de las Islas Malvinas y de la militancia política: El Operativo Cóndor. Consistió en el secuestro en el aire de un avión comercial de Aerolíneas Argentinas para forzarlo a aterrizar en las Islas Malvinas. Una vez en las islas plantaron banderas argentinas, cantaron el himno y se resistieron a entregarse a los ingleses que los rodeaban. Luego casi después de 48hs se pusieron a disposición del capitán del avión. Una vez en suelo argentino la dictadura de Onganía de aquel momento los mantuvo presos durante casi un año en Ushuaia, Tierra del Fuego.

De vuelta en Bs. As. con compañeros de la zona norte del conurbano bonaerense formaría un comando armado peronista al que llamaron "Los Cabecitas Negras". Más tarde, junto a otros miembros de la familia Salcedo entre ellos Carmen ‘Lizu’ Salcedo, coordinaría tres Unidades Básicas (“22 de Agosto”, “Eva Perón” y “Gerardo Burgos”) en la zona de Los Polvorines conocida en aquella época como Kilómetro 30.


A fines de 1971 gracias a un acuerdo con Raimundo Ongaro de la CGT de los Argentinos ingresa a ENTEL junto con su hermano Juan Gregorio “Goyo” Salcedo. En 1972 se fusionarían con Montoneros. Pasaría entonces a ser delegado de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP)(la rama sindical de Montoneros) en ENTEL. Trabajó en el edificio de Bartolomé Mitre 1249 en el Área de Asignaciones. Junto a Luis Arcuschin fueron los referentes de la JTP-Telefónicos. Edgardo fue un compañero muy recordado por su calidad humana y su compromiso político. Estudió Derecho e Historia en la Universidad de Buenos Aires.


El 12 de Julio de 1976, el Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA rodeó el edificio donde vivía en la calle Oro y Av. Santa Fe junto a su esposa Esperanza Cacabelos y su hijo Gerardo de dos años. Edgardo y Esperanza estaban armados y resistieron a los tiros. Ambos murieron en el enfrentamiento, dos militares resultaron heridos. El enfrentamiento fue tan grande que la dictadura no lo pudo ocultar y al día siguiente salió en los diarios.
Edgardo y Esperanza no están desaparecidos, los militares entregaron sus cuerpos a la familia.
Su hijo Gerardo de dos años fue encontrado en la bañadera del baño tapado por un colchón. Gracias a gestiones del padre de Esperanza, José Cacabelos, los militares devolvieron el niño a la familia.
Edgardo Salcedo vivió su vida y murió como un verdadero revolucionario.